Lo cual es bastante evidente:
Nos importa estar felices, no la cantidad de BMW que tenemos en el garaje o el tamaño de nuestro castillo (podemos estar felices descalzos en una choza o tristes en un castillo).
Nuestro alma es lo que perdura a través de nuestra vida, unas épocas con cuerpo material y otra sin.
Los psicólogos explicando "la resiliencia" nos dicen que lo importante no es lo que nos ocurre, sino cómo nos lo tomamos: que podemos vivir las experiencias más dolorosas sin que nos traumaticen si sabemos gestionarlas.
Los que conocen los descubrimientos del Dr. Hamer (el origen emocional de muchas enfermedades), explicando qué enfermedad produce cada shock emocional, dicen "de cara a enfermar o no o de cara a enfermar de una enfermedad y no de otra, lo importante no es lo que nos ocurre, sino cómo nos lo tomamos".
En algunas cofradías en México, al final de cada ceremonia cada uno dice cómo se siente.
La importancia que siempre en la historia se ha dado a los sueños, pues en ellos se muestra sinceramente la realidad de nuestra alma.
Sabemos si estamos quietos o caminando porque los sentidos corporales nos informan de ello, pero por ser corporales y el alma invisible no nos sirven para saber directamente cómo está el alma. Para ello hemos de usar el entendimiento, que es una de las facultades de nuestro alma que, a diferencia de los ojos que no pueden verse directamente a sí mismos, él si que puede "volverse sobre sí mismo" y observarse.
La actividad del entendimiento, los pensamientos que nos pasan por la cabeza, por ser invisibles y cambiar rapidísimamente a veces es difícil observarlos, pero el silencio y la soledad nos ayudan en ello. Pueden coincidir con un silencio y una soledad materiales o podemos "construirnos", un silencio y soledad en medio de la muchedumbre y el ruido. Con ello nos damos cuenta de nuestros pensamientos o sentimientos, en particular del "pensamiento - sentimiento base" del que hablamos en otro artículo.
Lo que nos ocurre materialmente (vamos a trabajar, llegamos tarde porque hay un atasco, se nos cae el café, conseguimos una venta, el jefe nos felicita,...) todo son "pruebas" o "castigos" que Dios nos envía o permite para que vayamos perfeccionando nuestro comportamiento, la vida de nuestra alma, y así la hagamos cada vez más parecida a Él (o la de Su santísima madre y madre espiritual nuestra).
Es como si Dios dijera: "toma esta dificultad, a ver cómo la gestionas",... "como lo has hecho muy bien, ahora te envío esta otra un poco más difícil", etc. como hace cualquier padre amantísimo educando a sus hijos.
Por eso el S. cura de Ars veía que los que no tenían ninguna dificultad en la vida era porque Dios les había dejado por imposibles (caminaban sin rodeos a la condenación).
Y "nos ocurre" (Dios con su infinito amor y paciencia nos envía o permite) tantas veces el mismo hecho hasta que sabemos afrontarlo correctamente, hasta que "aprendemos la lección", y dejan de ocurrirnos o nos dan igual o pasan a ser satisfacciones cuando la hemos aprendido.
Así, lo que antes nos resultaba insoportable (el ruido de los coches), ahora ni somos conscientes de que lo oímos, y cuando lo somos es motivo de felicidad porque lo vemos como una dificultad más en la vida que, como la dedicamos totalmente a Dios, podremos presentar como mérito el día del juicio ("y a pesar del ruido de los coches yo te seguí sirviendo para Tu mayor gloria"), como los apóstoles que salieron jubilosos después de ser castigados por el sanedrín, o como decían S. Teresa o S. Juan de la Cruz: "o sufrir -por Ti- o morir",...
Intenta por todos los medios apropiarse finalmente de nuestra alma, y para ello, por sus medios (mentira, secreto,...) intenta ocultarnos hasta la verdad más importante (nuestra misión en la tierra) y dificultarnos al máximo la subsistencia para que aunque la conozcamos al menos nuestra alma esté tan ocupada atendiendo resolver las necesidades materiales que no tengamos tiempo ni energía para trabajar por ella ni ayudar a otros a que lo hagan.
Enfermar nuestro cuerpo, dañar nuestro alma o matarnos no son su interés principal, sino sólo otros medios que usa para que avancemos hacia nuestra condenación.
Una de las ventajas, beneficios ya en esta vida, de la religión es que nos da herramientas para conseguir la "resiliencia" que hablan los psicólogos.
Alguien puede resistirse a lo dicho por desear que nuestra vida sea algo más estable (controlable), pues somos incapaces de estar un minuto sin distracciones mentales, sin que en nuestro entendimiento aparezcan pensamientos que no hemos "llamado", que no hemos querido tener; pero esta es la realidad de nuestra condición humana, dañada en este sentido probablemente como consecuencia del Pecado Original.
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