Hay quien dice:
"la religión no es necesaria, basta con ser buena persona", o
"lo principal es tener la conciencia limpia", o
"yo ya hago bien porque intento hacer el bien a todos, no necesito la religión que me diga lo que tengo que hacer".
Es decir, dicen:
que el criterio personal y no sentir remordimientos de conciencia basta para dirigir nuestras vidas (que sabemos todo lo necesario para guiar nuestras vidas).
Lo cual es claramente equivocado:
Podemos cometer las mayores maldades sin tener remordimientos de conciencia, como los psicópatas (enfermos mentales), o cuando acallamos nuestra conciencia distrayéndonos, o cuando no oímos la voz de la conciencia porque andamos todo el día ocupados en nuestros asuntos, o cuando la acallamos con cualquier justificación ("le maté porque me insultó").
Es decir: no sentir remordimientos de conciencia no quiere decir que no los tengamos, sino que puede que los tengamos y no nos demos cuenta o que nos demos cuenta pero "les tapemos la boca" con cualquier excusa.
Y seguir sólo "el criterio personal" como guía de nuestra vida, hacer "lo que nos apetece" en cada momento (y encontrar un montón de buenas razones, de excusas) es también claramente equivocado:
Porque no somos Dios, no sabemos todo, y quizá estamos olvidando o desconocemos aspectos importantes de la realidad.
Por ejemplo:
Creemos que la televisión no nos afecta, que no hace que pensemos lo que otra gente quiere. Pero los profesionales de la publicidad cobran mucho dinero por hacer justamente eso: hacer anuncios o escribir los discursos de los políticos para cambiar lo que pensamos sin que nos demos cuenta. ¿Creemos que las empresas se equivocan cuando pagan tanto dinero a los publicistas para que nos convenzan de comprar sus productos? ¿Nos creemos más listos que los más prestigiosos profesionales que escriben los discursos de los políticos? Igual que hay profesionales en arreglarnos los coches, hay profesionales en convencernos de lo que sea.
Algún hombre dirá "Pues yo veo anuncios de sujetadores y no compro". No se da cuenta que ese anuncio no está dirigido contra él, sino contra las mujeres.
Siguiendo sólo "el criterio personal" nos lleva a la situación actual: todos peleados con todos: los padres con los hijos, los esposos entre sí, los vecinos entre sí, y sólo "nos aguantamos", no hay un aprecio del otro. Sólo apreciamos del otro aspectos que nos interesan, amamos sólo por interés.
Si cada uno tenemos nuestra vara de medir, y encima la cambiamos según nos apetece cada día (por supuesto con "muy buenas razones"), pues ¿cómo vamos a entendernos?: "Para mí, esta tela mide un metro y medio", "pues para mí le falta un palmo para un metro". |
O simplemente, estamos equivocados. Nos creemos "buena persona", pero estamos equivocados como el que se cree Napoleón, o Cristo, o "inspirado por el Espíritu Santo". "El justo peca 7 veces al día", dice la Biblia. Luego nosotros, ¿cuántas veces nos creeremos "buena persona", "santísimos", "sin pecado" y estamos pecando?
¿Se equivocaron los misioneros, y en vez de predicar el Evangelio sólo tenían que decir "sean buenos, como cada uno lo entienda"? ¿Se equivocó nuestro señor Jesucristo al dar tantas enseñanzas y sólo tenía que haber dicho lo anterior?
Las leyes nos dan una idea de si algo es justo o injusto, pero...
Cuando no tenemos un criterio personal por lo que sea, para saber lo justo o no podemos consultar lo que dicen las leyes. Por ejemplo: imaginemos que tenemos un huerto abandonado durante 10 años y durante ese tiempo, sin nosotros saberlo, alguien cultiva en él patatas. Vamos a visitarlo en la época de recolección y vemos patatas sembradas a punto de cosechar. ¿Tenemos derecho de quedarnos con las patatas?
Quizá haya leyes que dictaminen qué es lo justo en este caso, pero es evidente que las leyes no contemplan muchas conductas y además, actualmente hay leyes claramente injustas.
Para resolver las discusiones las leyes no son suficientes
Las leyes sirven para evitar los excesos más graves: si alguien mata a otro porque le insultó, las leyes le meten en la cárcel. Pero las leyes no castigan algunos comportamientos que son gravísimos.
Si nuestro criterio personal no siempre es suficiente, entonces ¿qué criterio seguimos?
Lo que mandaba la religión de nuestros abuelos (no la de ahora, que dice que podemos hacer lo que queramos, que Dios perdona todo, y no nos dice que Dios perdona todo pero con condiciones: que nos arrepintamos, que hagamos lo posible por no volver a hacerlo y que paguemos las consecuencias: paguemos los vidrios que rompamos).
La religión de nuestros abuelos nos mandaba:
amar a nuestros enemigos y
amar a nuestros padres.
Amar no quiere decir invitar a comer cada día a quien nos da problemas, pero sí diferenciar los problemas que nos da de su esencia: que él es un alma que puede llegar al cielo o no, y nosotros podemos ayudar o perjudicar ese camino. Si no vemos lo esencial y sólo vemos lo menos importante (los problemas que nos da), pues evidentemente nos comportaremos erróneamente con él, no sabiendo apreciarle en lo que vale.
Y por supuesto, amar tampoco es lo contrario: invitar a comer a quien esperamos recibir beneficios de él.
"Ama a tus padres": la religión nos manda amar a nuestros padres porque amar a nuestros hijos lo hacen hasta los animales. Pero los animales no cuidan de sus padres. Pero nosotros somos algo más que animales, por eso debemos amar a nuestros padres.
Amar a nuestros padres no es "tratarles como reyes", con todas las comodidades: eso no es amor. Eso puede ser consecuencia del amor pero no son el amor. El amor es apreciar al otro. Y mal podemos apreciar al otro si no vemos lo esencial: que es un alma que puede llegar al cielo o no, y podemos hacer cosas que le dificulten llegar al cielo.
En España, desde el cambio de régimen político en 1975 está creciendo un movimiento político (municipalistas.es) independiente de los grandes partidos, sin ideología, y que coordina pequeños partidos de todas las ideologías. En la Comunidad Valenciana ya tienen el 30% de votos. Quieren que los ayuntamientos reciban el dinero que en justicia les corresponde. Todos unidos para conseguir ese objetivo. |
En España se puede comprar agua de mar en casi cualquier dietética (por ejemplo, esta), en farmacias (más cara), y en algunos supermercados como éste. O en esta panadería ecológica que hace el pan con agua de mar y también la vende. |
Rezar el Rosario (mejor en latín) es el último y único recurso que nos queda.
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