Somos cuerpo y alma. El alma piensa y quiere, y en función de lo que quiere y piensa obtiene un sentimiento, emoción. El pensamiento incluye una memoria pero el cuerpo tiene otra.
Cuerpo y alma se informan e influyen mutuamente, consciente e inconscientemente:
El pensamiento se entera de en qué mundo vive por lo que le dice el cuerpo, que no sólo le da informaciones sino apetencias (informaciones "coloreadas" de interés o rechazo).
Cuando en el alma hay un sentimiento, éste puede plasmarse corporalmente más o menos.
El funcionamiento normal, sano, es que el cuerpo informe al pensamiento y éste a la voluntad, y que ésta dirija todo: al pensamiento y al cuerpo.
El libro Qué haremos en el cielo, del autor de esta web, contiene una extensa explicación de todo esto con profusión de gráficos.
Funcionamiento normal y anormal del alma
Funciones cognoscitivas del alma (que es una visión parcial del anterior, sólo de la forma de adquirir el conocimiento)
Santo Tomás de Aquino, el mayor sabio de la historia en temas de religión y psicología, maestro de la Iglesia, cuyas enseñanzas son casi infalibles. Cabeza de la escolástica. En sus tiempos no se usaba la palabra psicología, sino antropología, y tampoco usaba la palabra sentimientos, emociones, sino pasiones (no en el sentido actual).
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Rezar el Rosario (mejor en latín) es el último y único recurso que nos queda.
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