Esto no es el tema del último libro de moda. Lo dijo S. Tomás (en el s. XIII) en su Suma Teológica.
Al ver, oír algo, ese algo se copia a nuestra mente: “el alma humana en cierto modo se hace todas las cosas por medio de los sentidos y del entendimiento” (ver la cita más extensa al final).
Así, cuando vemos cosas feas, esa fealdad entra en nuestra mente. Cuando oímos noticias de maldades, esas maldades se recrean en nuestra mente.
Y esto es algo instantáneo, en cuanto lo percibimos se nos mete en la cabeza. Incluso sin que nos demos cuenta conscientemente (por eso la efectividad de la sugestión subliminal).
Por eso la apreciación de algo bello o feo es instantánea, innata, y decimos que algo es tan feo “que daña la vista”. Luego lo bonito tendrá un precio que no podamos pagar, pero eso es otra cosa.
Por eso, cuando vemos algo feo arrugamos la cara, nos estremecemos,...
Cuando nacemos venimos con unas reacciones innatas (si nos quemamos la mano, la retiramos). Luego adquirimos el uso de razón pero no anulamos esas reacciones innatas.
Cuando somos adultos no es que deje de dañarnos la fealdad, sino que:
la soportamos con ayuda de la razón (usamos un tren sucio pero no nos queda otro remedio)
o no nos damos cuenta de ella porque vamos “metidos en nuestras preocupaciones”.
Es decir, la fealdad y belleza la sufrimos o gozamos siempre, seamos conscientes de ella o no.
De pequeños debimos sufrir la fealdad y gozar de la belleza (no teníamos uso de razón para poder memorizarlas pero arrastramos toda la vida esos gozos y sufrimientos sin ser conscientes de ello, generalmente).
S. Tomás explica que “en cierto modo”, al percibir las cosas las estamos recreando en nuestro interior (en nuestra alma). Lo que quiere el demonio haciéndonos percibir con los sentidos fealdad es que la recreemos en nuestro interior y lo vayamos llenando de eso. Idem de ideas feas: para eso están los “informativos”, la prensa, radio, los malos libros. Para imágenes feas ya tenemos los que pintarrajean todo, los gobernantes que ponen estatuas horrendas por todos lados o que contratan arquitectos para que hagan edificios horrendos.
Es evidente que el sólo percibir algo feo ya nos produce secreciones internas de tensión, y lo contrario, secreciones internas de placer, de relajo. Luego, cuando tenemos que trabajar, si hemos estado viendo cosas feas, no nos queda energía, y viceversa.
Consideramos feo (o bello) en base a tres criterios:
El criterio del interés consciente (“Mi novio no es tan feo” -es rico-).
Las experiencias pasadas que asociamos a lo que vemos pero cuyo recuerdo no somos conscientes ahora. (“No me gusta” -porque me recuerda una cosa que sólo percibimos subliminalmente, sin darnos cuenta).
Lo que de forma innata nos parece feo (formas puntiagudas en las que podemos pincharnos, sabor amargo que es habitual en sustancias tóxicas, paredes inclinadas que parecen amenazar ruina,...). Consideramos bello aquello que no nos cansaríamos nunca de contemplar, aquello con lo que gozamos viéndolo, aquello con lo que decimos “uau”, o “¡Madre de Dios!” con tono de admiración. No es bello el “arte” moderno que no entra por los sentidos, que nos tiene que explicar el guía su “valor”, que nos tienen que avisar de que aquello es “una obra de arte que vale mucho”, y no el resto de un derribo de una casa, una basura abandonada en la calle, o el trapo que usa un pintor para limpiar los pinceles.
Es decir, es al revés: no es que nos dañe la fealdad, es que percibimos como feo lo que nos daña o puede dañar.
El tiempo se puso feo, feo. Esto tiene “mala pinta”. Este es un feo asunto, feo dilema.
Eva Julián se dedica a grabar los sonidos de la naturaleza. Justamente estuvo en una de las playas afectadas por el tsunami en Indonesia. Antes del tsunami grabó el sonido de los insectos: sonido anormal, espantoso, que le hizo salir corriendo y salvarse.
Percibimos como feo lo que nos daña igual que percibimos como “mal olor” los que nos dañan (por ejemplo, pesticidas), o con “mal sabor” cuando algún alimento está en mal estado.
Nuestras
tres facultades principales:
Inteligencia (I) (capacidad de fabricar ideas y razonar con ellas)
Voluntad (V) (capacidad de querer)
Cuerpo (C) (nuestra parte animal, incluyendo sus reacciones automáticas, etc.)
se desarrollan buscando, alcanzando, actuando, gozando de la verdad, bondad y belleza o se atrofian, retroceden en su desarrollo, se raquitizan con lo contrario: la mentira, los malos ejemplos, la fealdad.
(Ver más información sobre I, V, C, en el artículo que habla sobre nuestro desarrollo psicológico en otra web, también en esta web, donde se hablan de las enfermedades mentales). En la otra web se usan los términos: Inteligencia, Amor y Energía, en vez de I, V, C, respectivamente.
Cuando alguien quiere convencer (**) a otro de algo, puede usar:
argumentos lógicos que hablan a la consciencia (el precio del auto que vamos a comprar * ).
seducción que percibimos sin darnos cuenta (generalmente, a menos que fijemos la atención en ella): el tacto de la manilla de la puerta, el olor del interior o el blando de los asientos.
Es decir, la belleza y la fealdad son herramientas que se usan para convencer sin que el otro se de cuenta. Son parte de las técnicas de manipulación subliminal (*).
En estos tiempos en que el Demonio domina sobre la tierra, es normal que los que mandan nos rodeen cada vez más de cosas feas para conseguir sus objetivos:
Imágenes del uso de la fealdad (como arma subliminal) en el monasterio de Santa María de Montserrat (España).
Imágenes del uso de la fealdad en Barcelona (España).
Los que mandan promueven la fealdad directamente (obras, decoraciones públicas, modas) o la promueven con su permisividad (“pintadas” en las paredes, fealdad moral de la delincuencia) con varios objetivos:
sembrar la semilla de la fealdad en nuestras mentes, como vimos al inicio. Para que nos acostumbremos a ella y la aceptemos como algo “normal” y “no tan malo”. Es lo que toda la vida ha sido “el mal ejemplo”, lo “escandaloso”. ¿Qué pretenden con ello? Que digamos: “Si el rey no comulga y la Iglesia no dice nada, pues no debe ser tan malo”, “Si todos los políticos roban, mienten, son adúlteros o XXX(censurado) y la Iglesia no dice nada, pues es que ya no es pecado”. Entonces yo soy una 'buena persona' (no robo mucho, no mato materialmente, no cometo adulterio; sólo de pensamiento), puedo seguir haciendo lo mismo e iré al cielo. (La Iglesia está dirigida por el Demonio desde 1958).
apartar a la gente de ciertos lugares (lugares santos como Montserrat, Lourdes,... especialmente los de la Virgen)
deshonrar, insultar, mancillar personas (la Virgen, santos,...) o cosas (pintadas en edificios).
acostumbrarnos a la fealdad visual para que luego no reaccionemos ante fealdades más graves, morales.
destruir toda autoridad (excepto la del dinero, excremento del Diablo), incluso la de sus más fieles servidores (los políticos y los aparentemente religiosos).
rebajar la dignidad de la gente: con auto-mutilaciones (“piercings”, tatuajes,...), moda de ropa “rota”,...
Sobre los diversos tipos de fealdad / daño ver este otro artículo).
La visión directa del Diablo nos daña tanto que nos mata.
“(los réprobos) clamarán con tan espantosos alaridos de rabia y desesperación que, si Dios permitiera que fuesen oídos, el universo entero perdería su ser y se sumiría en el caos y en la nada”. (Sermón día de la Ascensión, S. cura de Ars).
La visión directa de Dios también nos mata mientras estamos en la tierra, y sólo en el cielo podremos soportarla cuando nos hayamos purificado antes lo suficiente en el purgatorio, y “Dios nos haga partícipes de sus fuerzas para poder soportar todo el esplendor de su hermosura” Op.cit.
Los publicistas tienen 36 formas tipificados de manipular el lenguaje para convencer, saltándose la lógica. Ellas son sólo parte de las “técnicas subliminales”, junto a las que hacen con imágenes o sonidos. Las técnicas subliminales, igual que la hipnosis, no son “leyendas urbanas”, es la herramienta fundamental de los publicistas. (Ver artículo explicativo).
Hablamos de convencer, de ganar el alma del otro para su causa. No estamos hablando de coaccionar por la fuerza o amenazas.
“cada forma lleva inherente una tendencia. Ejemplo: el fuego, por su forma, tiende a elevarse y producir un efecto semejante a él. Ahora bien, la forma se encuentra de un modo superior en los seres dotados de conocimiento que en los desprovistos de él. En éstos, la forma determina a cada uno exclusivamente en lo que le es natural. Así, pues, de esta forma natural se deriva una inclinación natural que es llamada apetito natural.” (las cosas redondas tienen el apetito natural de rodar, las flores de perfumar y colorear, los toros embestir, los hombres caminar,...)
“En los que tienen conocimiento, cada uno de tal manera está determinado en su propio ser natural por su forma natural, que no le impide recibir las representaciones de otras especies, como el sentido recibe las representaciones de todos los objetos sensibles y el entendimiento las de todos los inteligibles. Así, el alma humana en cierto modo se hace todas las cosas por medio del sentido y del entendimiento. Por eso, los seres dotados de conocimiento se acercan a una cierta semejanza con Dios, en quien preexiste todo” (Suma Teológica I, q.80,a.1s)
De la grandeza y hermosura de la criatura, se podrá a las claras venir el conocimiento del Creador de ella.
Percibir un símbolo u otro no es inocuo. Ver un puño cerrado no es lo más instintivamente tranquilizador. Y si lo vemos como logotipo de un partido y no nos alteramos, no es porque no nos influya, sino porque nos hemos acostumbrado a él. Nuestro cuerpo "funciona" con símbolos. Por eso algunos de nuestros sueños usan símbolos (tantos más cuanto menos sinceros seamos con nosotros mismos, diría yo).
Incluso la lectura de este artículo, con las noticias sobre la fealdad y maldad que tiene, daña en parte al lector. Si el lector es creyente sabrá aprovechar esta maldad para mejor servir a Dios. Si no lo es, no tiene forma de “convertir el mal en bien”, como hace Dios y hacía Jesucristo.
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