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Por qué la religión debe ser el centro de nuestra vida

Iván Ilich fue de error en error toda su vida y, en el momento de su muerte, se dio cuenta de ello y se arrepintió (novela de Tolstoi).

Nosotros podemos hacer como él, desperdiciar toda nuestra vida, o podemos aprender antes. Ojo, es muy arriesgado dejar las cosas para el último momento(*).

Porque la religión nos explica los aspectos esenciales de la realidad.

Todas las culturas siempre han dicho que además del mundo visible, hay un mundo invisible poblado de seres muy poderosos. Para identificarlos bien pueden ver los extractos del ameno libro T.E.S. de Mons. Gaume, del s.XIX).

Porque es la única que nos hace “encajar” / entender / aprovechar todos los aspectos de la vida, y nos enseña cómo salir de las situaciones que no sabemos asimilar (pecados). Uno de los aspectos es nuestro crecimiento interior ilimitado, limitado sólo por nuestros pecados.

Nuestros abuelos no eran ignorantes, sabían lo que hacían cuando daban su vida con gusto por la religión (en España en la guerra de 1936, en México antes, en la Vendée en Francia antes, en Lepanto,...). Igualmente los misioneros que han dado su vida por llevar el Evangelio a todos los sitios.

Porque la religión da a la esposa (y a la hembra en general) e hijos el trato que les corresponde (ver sobre ello en el discurso de entrada de Donoso Cortés en la RAE).

Creemos que dirigimos al 100% nuestra vida

Pero no es así:

y, a pesar de todo lo anterior, nos creemos dueños de nuestra vida interior, cuando realmente estamos frecuentemente influidos por seres invisibles (unos con buena y otros con mala voluntad).

Hay que estudiar la religión, no basta la aprendida de pequeños

Es lo que se dice "tener una fe viva" (con obras), no "una fe muerta" (que se limita a creer en Dios pero ni conocerle más y más ni perfeccionar continuamente nuestro comportamiento).

La ignorancia de la ley no nos exime de cumplirla, y lo mismo con la religión.

“Es necesario aprender la doctrina enseñada por Jesucristo, y faltan gravemente los que descuidan aprenderla”. Art. 5 del Catecismo Mayor de San Pío X.

“La mayor parte de cristianos condenados lo serán porque no conocieron su religión”. Sermón sobre la palabra de Dios del santo cura de Ars.

Lo cual es evidente, pues, si no conocemos nuestra religión, ¿cómo vamos a cumplir lo que nos manda? (Véase el cuento los 10 incumplimientos).

El que no sabe es como el que no ve: el que sabe del tiempo, con sólo ver las nubes u otros signos sabe si va a llover o no. El que no sabe, aunque con los ojos vea lo mismo, no ve lo que viene.

Hay gente que dice: “con mi fe de carretero me basta”. Dios quiera que el día del juicio esté de acuerdo con esa frase y no le condene por haberse negado a aprender por los muchos talentos y oportunidades que le dio. O dicen “Yo no soy cura, para tener que estudiar tanto de religión”, pero luego se tiran largas horas jugando con su teléfono móvil (celular) y aprendiendo nuevos juegos.

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Ser creyente tiene inmensos beneficios también en esta vida (ver más adelante).

Todos los santos fueron personas inmensamente felices, aun sometiéndose a las más fuertes mortificaciones o sufriendo las mayores dificultades o la muerte: los cristianos iban alegres y cantando a ser devorados por los leones. Durante la dominación musulmana en la España europea, en un momento los obispos tuvieron que prohibir a los fieles declararse cristianos por propia iniciativa para ganarse el martirio.

Vivimos en dos mundos a la vez: el mundo físico de la carne y el mundo invisible del alma. En el de la carne podemos sufrir terriblemente mientras estamos, al mismo tiempo, alegres en el alma, como la madre que vela toda la noche a su hijo enfermo o el soldado que arrastra a su compañero herido durante kilómetros para salvar su vida.

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Para liberarnos de las mentiras (la verdad os hará libres) (enlaces a artículos específicos):

No aceptemos sucedáneos, mentiras “New Age”:

Ni “inteligencia emocional”, ni “ser positivo”, ni “PNL”, ni Reiki, ni Hoponopono, ni Madre Tierra, ni “hay que ser positivos / tolerantes”, ni “hay que educar en valores”, ni “hospital sin dolor”, ni “Estado del bienestar”, ni “Ud. tiene derecho a ser feliz”, ni “hay que cuidar el planeta”, ni “la verdad es la de cada uno”,...

Beneficios en esta vida de hacer Su voluntad

A los que siguen Su camino Dios les promete beneficios en esta vida ("Honra a tu padre y tu madre y serás feliz"). (Ojo, todos los doctores de la Iglesia avisan también de que cuanto más se avanza en el camino más duras son las pruebas y las tentaciones. El demonio no necesita tentar las almas que ya son suyas, como en el cuento).

Ejemplos de beneficios:

Seguridad

No tenemos que buscar seguridad, soporte, en nada ni en nadie: no necesitamos la aprobación de los demás ni el placer de ver el éxito de nuestras obras (ya sea construir una casa o conducir una moto a 200 Km/h).

Una cosa son las aficiones manuales (construir pesebres, bordar, cocinar,...) que son una forma de trabajo y por tanto santificantes, y otra son las aficiones cuyo atractivo consiste en un placer puramente corporal sin trabajo que nos santifique (que ante la incapacidad de tener un gozo anímico importante -porque no son creyentes- recurren al placer corporal). Hacer algo por el placer que nos da es pecado porque el placer no nos hace crecer, no santifica, es perder el tiempo y la energía.

Tenemos seguridad porque lo único que nos importa es el juicio que Dios hace de lo que hacemos, es decir no pecar.

Tranquilidad

Paz, esperanza, confianza en el futuro. Porque sabemos que Dios no nos va a enviar o permitir nada que no podamos sobrellevar con su ayuda sin pecar, y su ayuda nunca nos falta (por el infinito amor que nos tiene Él y su madre amantísima, la Virgen). Paz inoxidable, resistente a todas las desgracias / dificultades que inevitablemente aparecen en la vida.

Si vivimos entregados, dedicados al 100% a algo diferente de Dios (nuestra empresa, nuestros hijos, una ONG,...), tendremos paz una temporada, pero la Verdad no dejará de llamar a nuestra puerta y cada vez más fuerte, sino en la vida, en el momento de la muerte.

Protección frente a los ataques del demonio

Todas las culturas siempre han dado por hecho la existencia de seres invisibles que desean nuestro mal (llamémoles demonios, seres del inframundo, etc.).

Y hay otros seres que desean nuestro bien (ángel de la guarda, santos en el cielo, Dios, la Virgen, etc.)

Hay innumerables testimonios de que los demonios son capaces de influir en el mundo material, y son los que nos inspiran las malas ideas (y los buenos, las buenas). La protección del ángel de la guarda mientras dormimos es imprescindible para no caer en las trampas de los demonios mientras estamos durmiendo, sin control consciente de lo que pensamos (soñamos). Y de día pasamos mucho más tiempo inconscientes de lo que queremos aceptar (todo el tiempo entre pensamientos sucesivos). Ahí también es necesaria la ayuda de nuestro ángel guardián.

Salud

Generalmente enfermamos por nuestros pecados, por nuestros excesos emocionales, anímicos. También tenemos accidentes y enfermedades por nuestros pecados pero de forma no menos culpable pero más indirecta, y de ellos no hablamos aquí.

"El hombre que ha pecado contra quien lo creó, caerá en las manos del médico" (Eclesiástico, 38, 15).

Al confiar más en la Providencia que en nuestras fuerzas, dejamos de hacer muchas cosas que nos perjudican.

Como cuando nos asustamos en un cementerio y empezamos a correr. El miedo, el correr, es lo que hará que nos caigamos y hagamos daño.
Así, cada vez que "nos sale un bulto", "tenemos un dolor de cabeza", etc. si no tenemos miedo, no correremos al médico, con el riesgo de caer en el error y hacernos daño.

Enfermedades que nos ahorramos si somos buenos creyentes:

Aunque la salud no está garantizada, pues al mismo S. Pedro, Cristo no quiso curarle de una enfermedad que padecía, y entre los santos, los hay de vida saludable y otros enfermiza.

Comprensión

Siguiendo Su camino comprendemos muchas cosas que antes nos eran conceptos incomprensibles, conseguimos entenderlos con mayor profundidad o entendemos su verdadero significado. Conceptos como: “guarda del corazón”, “perder el oremus”, “gracia”, “sacrificio”,...

En la familia

En la profesión

Porque no perdemos tiempo ni energía en satisfacer nuestros pecados y podemos usarlos en los trabajos. Porque nuestras virtudes hacen agradable y beneficioso a los demás trabajar con nosotros (aunque ciertamente que no evitará dificultades con gente que quiera manipularnos o malinterprete).

La profesión se beneficia de nuestro cumplimiento de los 10 mandamientos (no robar, no mentir,...); de nuestras virtudes teologales:

Fe (para abrir nuestra mente a nuevas formas de afrontar viejos problemas irresolubles)

Esperanza (nos dará valentía para lo anterior. Nunca desánimo)

Caridad (nos ahorrará desperdiciar nuestra energía en malos sentimientos hacia competidores, compañeros, proveedores)

y de nuestras virtudes morales:

Prudencia (consecuencia de ser humildes y reconocer que no conocemos todas las cosas poderosas que pueden suceder opuestas a nuestros planes, o no conocemos perfectamente nuestras fuerzas. Aprendemos más rápido, pues nuestro orgullo no nos ciega a la verdad, no nos empecina en el error. Nuestro respeto por las cosas creadas evita averías y despilfarros a la empresa).

Justicia (que nos evitará crearnos más dificultades de las necesarias, nuestra sinceridad permite que los errores se detecten y corrijan antes)

Fortaleza (no retroceder ante lo bueno que cuesta. No desperdiciar nuestra energía siguiendo nuestras tendencias naturales equivocadas)

Templanza (ser sobrio en el uso de nuestra energía. Nuestra mansedumbre facilita el trabajo a nuestros jefes, evita discordias con los compañeros que luego se traducen en menos productividad. Nuestra castidad evita pérdidas de tiempo con los compañeros del otro sexo Evitarnos problemas al no caer en excesos).

¡Qué duda cabe que cualquier empresario desea esas cualidades para él y sus empleados! O que deseamos esas cualidades en nuestros clientes y proveedores.

(Quizá podamos beneficiarnos temporalmente engañando a un cliente, pero a la larga la Verdad siempre se descubre, como en el cuento de los sentimientos jugando al escondite).

Felicidad

Convertimos todas las dificultades de la vida (las “cruces”) en méritos para la vida eterna, pues Dios nos premiará todos los esfuerzos que hagamos por seguir en su camino. Y Dios envía “grandes cruces” a los que ama, de vez en cuando. Grandes oportunidades de ganar mérito y de pagar por nuestros pecados pasados. (Ver “Carta a los amigos de la cruz” en traditio-op.org )

Además, si vivimos por hacer la voluntad de Dios, aceptando (por lo anterior) con alegría las cruces que Dios nos envía, se acabaron las preocupaciones por el futuro. Nosotros tenemos que hacer bien nuestro trabajo (somos campesinos y cultivamos bien la tierra). Si luego viene un pedrisco y perdemos la mitad de la cosecha, pues ha sido voluntad de Dios. Inútil preocuparse por ello cuando sembramos.

“A las penas: puñaladas”, dicen los gitanos (no es lo mismo, pero parecido).

Humildad

El orgullo es el origen de todos nuestros pecados. La humildad, la virtud opuesta, no consiste en hacer nada, sino en conocer cómo somos realmente y cómo nos hemos comportado realmente. Vamos viendo errores y pecados que hemos cometido, que antes, por no saber, no veíamos.”El que no sabe es como el que no ve”.

Afabilidad, amabilidad

Con todos, en toda circunstancia. Pues vemos a los demás como alguien como nosotros, como algo preciosísimo (como almas destinadas al cielo que pueden alcanzarlo o no).

Ahorro de tiempo y energía

Pues no los perdemos en frivolidades ni actividades perjudiciales. Vivimos la vida mucho más intensamente, pues la dedicamos a servir a Dios (con el entusiasmo que ello conlleva), no a regalarla para que los creadores de vídeos o películas o "noticias" hagan lo que quieran con ella con sus manipulaciones.

La vida nos parece más larga

Porque vivimos en dos tiempos a la vez: el del reloj y el interior. Y el interior depende de la intensidad que vivamos cada momento. Si estamos durmiendo sin sueños un largo tiempo de reloj pasa en un instante porque hemos vivido con absolutamente ninguna intensidad anímica. Las pesadillas se nos hacen eternas. Los días vividos con entusiasmo también, y si miramos lo que hemos hecho en los pocos días precedentes los vemos llenos de valor, o si recordamos unos pocos años antes nos parece que éramos otros, de tan cambiados que estamos (sobre si esto es cierto o no, la "piedra de toque" es la opinión de los demás).

Entusiasmo, "fuego interior"

Porque conocemos las verdades esenciales de la vida, porque vivimos para dar gloria a Dios. ¿Cómo no vamos a estar exultantes por ello? ¿cómo no vamos a gozar de cada instante que sabemos que nos servirá para más gloria en el cielo porque lo estamos viviendo para servir a Dios?

Qué nos da y qué nos quita energía:

Nos da

Nos quita

lo infinito, lo eterno

lo concreto (nos crispa, nos hace mezquinos)

vivir conformes con la realidad

vivir intentando mantener una mentira

tener un Norte

estar continuamente cambiando el Norte

la estabilidad, la tradición

los cambios continuos

tener grandes modelos (los santos)

ver pecados en todos los niveles, empezando por los más altos

los ritos

la improvisación

el amar

el rencor, la ira, el odiar a personas, la envidia,...

la belleza

la fealdad

el misterio

lo expuesto

el ascetismo

la mundanidad

el auto control

recibir castigos

Sólo hay un Norte.

Si no sabemos dónde está el Norte en cada momento (si no sabemos en cada momento de nuestra vida lo que está bien y lo que está mal, lo que dicen las enseñanzas de Dios y de la Iglesia), ¿cómo vamos a saber hacia dónde vamos? ¿esa es nuestra vida, una vida sin rumbo, al albur de las circunstancias?

Si no conocemos claramente los conceptos: bien, mal, orgullo, ángel, demonio,... ¿cómo vamos a saber identificar cuando estamos sucumbiendo al ataque de orgullo? ¿cómo vamos a saber dónde estamos? (estoy en orgullo, estoy en ira, estoy haciendo bien,...).

(De la Iglesia verdadera de nuestros abuelos, no de la falsa iglesia del Demonio que ahora hay).

(Ciertamente que las enseñanzas de Dios nos nos dicen en detalle lo que tenemos que hacer cada momento, pero sí las líneas maestras, y muchas veces no es que erremos en detalles, sino que vamos claramente en contra de ellas).

Perjuicios en una sociedad no orientada a Dios

La desconfianza entre la gente encarece y dificulta todo: seguros de transporte, contratos escritos, compraventas en persona, productos y servicios más caros porque tienen que contemplar los robos en las tiendas, los engaños en el seguro, todo lo que factura el sector de la seguridad privada, cerrajeros, vallas, candados, cerrojos, todo el tiempo que dedicamos a comprarlos, instalarlos, mantenerlos y usarlos.

¿Cuánto cuesta la discordia entre la gente?

Los inventores no están motivados para trabajar: ¿para qué, si sus inventos sólo van a servir para hacer el mal, pues los gobernantes, los poderosos todo lo usan para el mal?

La gente tiene más accidentes, pues los accidentes suelen ser la forma más extrema de hacernos ver nuestras faltas: después de conducir muchas veces borracho, de desoír a nuestra familia y amigos, a la policía,...pues tenemos un accidente.

Cita

la religión ha sido considerada por todos los hombres y en todos los tiempos como el fundamento indestructible de las sociedades humanas: Omnis humanae societatis fundamentum convellit qui religionem convellit, dice Platón en el libro X de sus Leyes. Según Jenofonte (sobre Sócrates), «las ciudades y naciones más piadosas han sido siempre las más duraderas y más sabias». Plutarco afirma (contra Colotés) que «es cosa más fácil fundar una ciudad en el aire que constituir una sociedad sin la creencia de los dioses». Rousseau, en el Contrato social (1.4 c.8), observa que «jamás se fundó Estado ninguno sin que la religión le sirviese de fundamento». Voltaire dice (Tratado de la tolerancia c.20) que «allí donde hay una sociedad, la religión es de todo punto necesaria». Todas las legislaciones de los pueblos antiguos descansan en el temor de los dioses. Polibio declara que ese santo temor es todavía más necesario que en los otros en los pueblos libres. Numa, para que Roma fuese la ciudad eterna, hizo de ella la ciudad santa. Entre los pueblos de la antigüedad, el romano fue el más grande, cabalmente porque fue el más religioso. Como César hubiera pronunciado un día en pleno Senado ciertas palabras contra la existencia de los dioses, luego al punto Catón y Cicerón se levantaron de sus sillas para acusar al mozo irreverente de haber pronunciado una palabra funesta a la República. Cuéntase de Fabricio, capitán romano, que, como oyese al filósofo Cineas mofarse de la divinidad en presencia de Pirro, pronunció estas palabras memorables: «Plegue a los dioses que nuestros enemigos sigan esta doctrina cuando estén en guerra con la República». Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo. Donoso Cortés.

Recursos

Libros recomendables

Web con otros artículos sobre religión

“entre el hombre honrado y el cristiano hay la misma diferencia, que entre el insecto que se arrastra por el polvo y el ave que vuela por el espacio” T.E.S. de Mons. Gaume.

(*)

Según el santo cura de Ars (grandísimo santo que parecía tener visión del cielo), decía que hay gente que se arrepintió de toda su vida, pero se condenó; y hay gente que incluso derramó lágrimas de arrepentimiento, y también se condenó.


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