Explicación más detallada de algunos mitos en otras páginas:
Mito de que el agua de mar alcaliniza (y así se previene el cáncer)
Mito de que el beneficio del agua de mar se basa en su composición química
Errores y su aclaración :
Pueden encontrar la tesis de Warburg aquí -en inglés-)
En ella podemos ver que con su tesis él sólo pretende prevenir el 20% de los casos de cáncer, que considera de causas internas. El resto (el 80%) consideraba que tenían causas externas. (Ver más explicación)
El vademécum francés de 1975 decía que el agua de mar isotónica tenía un pH de 7,2.
En un análisis de un agua de la costa mediterránea de España, al cabo de unos meses de ser recogida de la playa, se observa que el pH está alrededor de 8. (El pH además, varía con la temperatura). También hay aguas minerales (no de mar) hasta con un pH alcalino de 9.5 (que es el límite legal) (por ejemplo, ésta que venden estos estupendos proveedores ecológicos).
Aunque el agua de mar que bebiéramos tuviera un pH alcalino, no
hay una relación directa entre beber líquidos ácidos y
acidificarse (o alcalinos y alcalinizarse)
Por ejemplo: Está
comúnmente aceptado que el zumo de limón alcaliniza, y es bien
ácido. (Ver más
explicación)
No sabemos por qué Eurípides dijo que "El agua de mar cura todos los males del hombre", pero, al menos, los males de esta época, es evidente que no es así.
Pueden ver aquí otras sorprendentes afirmaciones de los médicos de la época greco-romana (información no apta para niños).
Tal como decía un médico italiano en el s.XIX:
"el agua de mar está provista de principios activísimos, que deben producir efectos muy visibles sobre el cuerpo humano, pero conviene estudiarla minuciosamente antes de lanzarse a pronunciar un juicio, antes de establecer en qué enfermedades pueden obtenerse resultados útiles y en cuáles es inútil o perjudicial" Guastalla, 1842.
Si algo nos parece que no tiene contraindicaciones, es que no lo conocemos suficientemente.
En el Diccionario Vidal de 1975
(Vademécum de Francia) decía que el agua de mar no tenía
contraindicaciones. Utilizar el agua de mar para lo que no sirve es
perder el tiempo, lo cual puede verse como una gran contraindicación
sobretodo en los casos graves.
En 1975 Hamer todavía no había
publicado sus descubrimientos. Ahora, gracias a ellos entendemos
mejor lo que son las enfermedades, con dos consecuencias:
no usamos el agua de mar para acabar con enfermedades que realmente son sólo síntomas del proceso de recuperación, de curación.
usamos el agua de mar sabiendo las posibles reacciones que puede provocar y si podrá superarlas el enfermo o no.(Ver ejemplos de reacciones aquí)
Como se explica en el libro, el agua de mar puede provocar que el enfermo empiece a recuperarse de sus dolencias y esta recuperación agote su energía vital o no sepa entender correctamente lo que está haciendo su cuerpo.
Si conocemos los descubrimientos de Hamer entendemos correctamente los síntomas que el agua de mar nos puede producir al empezar a tomarla. (Ver ejemplos de síntomas aquí)
Si al beber agua de mar nos produce diarrea es porque hemos tomado demasiada. Es un sufrimiento y una irritación inútil del intestino, para hacer una limpieza de intestinos, mejor hacerla siguiendo el método Shank Prakshalana. En la India llevan haciéndola hace milenios. Si tomar de golpe gran cantidad de agua salada sirviera para lo mismo, no hubieran inventado ese método.
Si hemos tenido diarrea y seguimos tomando la misma dosis,
acabaremos muriéndonos.
Diarrea es ingesta excesiva de agua de
mar. El cuerpo no puede acostumbrarse a ningún exceso.
El efecto benéfico del agua de mar es innegable y en parte se debe a su composición química pero el mayor beneficio, con gran diferencia, se obtiene cuando se bebe sin haberla calentado por encima de 44 grados.
Al calentarla por encima de 44 grados pierde gran parte de su efecto y no ha cambiado su composición química. Ello indica que hay algo que no es la composición que es lo que hace el agua de mar tan beneficiosa. (Ver explicación más extensa)
Una casa después de un terremoto tiene la misma composición que antes (cemento, hierro, ladrillos), pero ya no sirve para nada.
El grafito (de las minas de los lápices) y el diamante, tienen la misma composición química (puro carbón) pero todos sabemos lo diferentes que son.
La nieve, el hielo, el agua, tiene la misma composición, pero tienen muy diferentes utilidades.
El agua de mar que calentamos al cocinar nos sigue siendo útil porque nos aporta todos los minerales y un sabor estupendo, pero sin su mejor efecto medicinal.
La cantidad de zoo y fitoplancton en un litro de agua de mar, normalmente es inferior a un miligramo.
Una pastilla puede tener unos 500 miligramos. Imaginen lo pequeño que es un miligramo.
Por tanto, el agua de mar es nutritiva por su aporte de oligoelementos (elementos químicos que necesitamos en pequeñísima cantidad que quizá no están presentes en nuestra comida industrial habitual).
Pero su aporte de proteína e hidratos de carbono es insignificante.
Y sólo de oligoelementos no se puede vivir. Hay que comer patatas, arroz, pan, lentejas,...
En la experiencia de náufragos voluntarios que realizó la Fundación Aquamaris en Canarias, los participantes perdieron entre 1 y 2 kilos de peso diarios.
El náufrago se hidrata con el agua que produce el cuerpo al quemar sus carbohidratos (se hidrata a base de consumirse a sí mismo). Este agua se llama "agua metabólica".
(Tomando agua de mar el náufrago sobrevive más días, pero no indefinidamente).
No se trata de tomar sólo agua de mar, sino como complemento alimenticio.
Se puede beber el agua de mar sin diluir sin ningún problema para el organismo (un vaso). Pero luego el cuerpo nos pedirá beber, nos dará sed hasta que bebamos de agua normal el triple de lo que hayamos bebido de agua de mar (tres vasos). En vez de agua normal también podemos tomar fruta o verduras (que tienen mucha agua dentro).
Si tomamos agua de mar y luego nos resistimos a hacer lo que nos pide el cuerpo (beber agua normal), evidentemente que nos perjudicamos.
Si tomamos más de un vaso de agua de mar rápidamente, desbordamos la capacidad de asimilación del cuerpo y nos dará diarrea y deshidratación. Si lo tomamos a lo largo del día, damos tiempo al cuerpo a sentir sed y tenemos tiempo para satisfacerla bebiendo agua normal (o comiendo fruta y verdura) y no nos da diarrea.
No sólo en el mar, sino en cualquier ambiente no influido por el hombre. ¿Dónde enferman más? Pues donde más les hacemos vivir una vida diferente de la suya natural:
en ganadería estabulada por ejemplo, donde alimentamos a los animales herbívoros con harinas animales y no con hierba
nuestros animales de compañía que alimentamos con pienso y no pisan el campo ni ven el sol
La enfermedad es propia de los hombres, de sus errores (aparte de accidentes, intoxicaciones, etc. que no son directamente producidos por sus errores, aunque puede que lo sean indirectamente), ya que los animales no pueden equivocarse, su comportamiento no es libre.
Si algún animal salvaje enferma, no dura vivo ni cinco minutos, pues cada animal tiene sus predadores que se lo comerán en cuanto su comportamiento se aleje del óptimo, ya sea por estar moribundo de viejo o por enfermedad.
Hay un libro de Jarricot (seguidor de Quinton) de 1921 que se titula “Método marino” (en francés: “Méthode marine”). Pero no es fácil de obtener. En cualquier caso, no tiene mucho sentido buscar prescripciones concretas, pues podemos tomar bebida toda la que nuestro intestino sea capaz de aceptar sin problemas (mientras las heces salgan con forma), o podemos inyectarnos varios litros (isotónica) sin ningún problema. (Recordemos que los problemas pueden venir por los síntomas de curación que puede producir).
El libro "Beber agua de mar" contiene las citas de los
libros de Quinton y Jarricot que afirman lo contrario: "después
de unas semanas de reanimación sorprendente, la enfermedad retoma su
curso".
Gracias a que ahora conocemos a Hamer entendemos
mejor lo que ocurría.
Los testimonios de otras personas son valiosos como indicadores, pero no son garantía de que a nosotros nos convenga lo mismo.
Tenemos que entender lo mejor posible cómo actúa el producto / remedio o tratamiento, porque el mismo remedio no nos conviene a todos, porque estamos en circunstancias diferentes.
Mi primo me habla entusiasmado del camión que se ha comprado para transportar las vacas. Pero a mí, para ir a ver a mi abuelita, me va mejor una bicicleta.
Si de algo sólo nos dicen bondades,...
No hay nada que nos
convenga a todos en todo momento.
Cuando algo no tiene contraindicaciones o sirve para todo, es que nos falta conocerlo mejor.
Si y no.
Si vemos, podemos correr y no sufrir accidentes.
Si no
vemos, andando despacio nos caeremos.
Habitualmente hay un límite en la cantidad que una persona puede beber, pero hay circunstancias especiales (p.ej.: hemorragias) en las que la persona necesita una gran dosis (isotónica, inyectada) y rápidamente, y no dársela, es un grave error.
La precaución no sustituye el conocimiento.
Sólo el conocimiento nos libra del error de usar el agua de mar para lo que no es (y perder el tiempo, que no es poco) y del error de usarla cuando no debemos.
Si no entiendo las instrucciones de un aparato, por mucha precaución que ponga puedo estropearlo.
Cuanto menos conocemos lo que estamos manejando más precavidos
tenemos que ser. Pero podemos llegar tarde por esa precaución.
Incluso con una gran precaución podemos tener graves daños,
en función de nuestro estado. Si estamos ciegos, por muy despacio
que nos acerquemos a un precipicio, nos caeremos. (ver artículo
en este otro sitio).
El agua de mar es como un superdeportivo que es preciso saber manejar para no tener accidentes. Los accidentes no son culpa del agua de mar, sino nuestra, por no haber estudiado Hamer que nos enseña lo que nos puede ocurrir cuando nos estamos curando. Hamer nos enseña a conducir el superdeportivo.
Aparte de lo dicho en el anterior apartado (conocer lo que dice Hamer para no confundir con una enfermedad los síntomas de curación que nos puede producir el agua de mar), el agua de mar nunca nos va a dañar nada siempre que respondamos a lo que nos pide el cuerpo: si tomamos un vaso de agua de mar sin diluir el cuerpo nos va a pedir que bebamos agua normal, o comamos fruta o verdura: vamos a sentir sed. Si nos negamos a beber agua normal, pues no es el agua de mar el que nos daña, es que no respondemos a lo que nos pide el cuerpo. (Para el caso de los náufragos ver el artículo correspondiente). (A la gente con demencia, o bebés o inconscientes, que no puede escuchar su cuerpo, siempre hay que darle agua de mar isotónica o más diluida todavía).
Si y no.
Puede que estén formado compuestos que estén en
suspensión. Especialmente si estamos cerca de un punto de vertido
industrial continuo o la desembocadura de un río contaminado.
La teoría de la evolución está hace tiempo rebatida por muchos hallazgos y argumentos (ver www.creationscience.com) : por ejemplo, el hallazgo de árboles fosilizados que atraviesan lo que según la evolución deberían ser capas de sedimentos de millones de años. ¿Cómo es posible?
Esta es una frase que puede afirmarse (y es cierta) hablando en general. Pero, como se explica en otras partes de esta web y del libro, puede que haya personas a las que no les convenga tomar agua de mar. (No porque el agua de mar sea perjudicial por sí misma, sino por el estado de la persona).
Además de ello, esta frase no puede ser científicamente cierta, por lo siguiente:
Las matemáticas pueden afirmar que es cierto que 2 + 2
son 4 y lo será para toda la eternidad.
Pero en el resto de
ciencias, y mucho menos las ciencias que tratan con seres vivos, es
imposible garantizar "que algo no es perjudicial" al 100%
porque es imposible estudiar todas los posibles efectos y
circunstancias en que ese "algo" puede usarse. (Ver más
explicación en el artículo sobre “la
ciencia no puede dar certezas”)
Esta frase es evidentemente incorrecta. Podemos tomar agua de mar y, por otro lado, perjudicarnos mucho más con estrés o malos pensamientos.
Aunque la contraportada del libro "Beber agua de mar" diga "El agua de mar cura todos los males", se entiende que es un eslogan, una exageración, aunque la dijera Eurípides.
El agua de mar no cura nada, ayuda a que el cuerpo se autorepare.
Puede que incluso de las averías que arrastramos desde hace años.
Como explica la Dra. Ilari en
su vídeo en el minuto 27:37
Cierto que decimos "el
agua de mar cura las hernias discales", pero es sólo una
forma de hablar. El agua de mar es una ayuda importante en algunos
casos, pero es sólo eso; es el cuerpo, el que usando su poder
autoreparador, se cura. Igual que el cuerpo es capaz de cicatrizar
una herida por sí mismo.
Tomar agua de mar puede ser un remedio maravilloso en un momento dado, una ayuda importante en otro o sólo un complemento nutricional si nos encontramos bien (es la sal más natural que podemos consumir).
En la época de baños es mejor no tomarla de ningún sitio con bañistas, ni de la superficie ni de abajo. Fuera de esa época o zonas de baños, no importa tomarla de la superficie, pues no hay contaminantes en ella. Si los hay en la superficie (mancha de petróleo o gasoil,...), ¿alguien se va a atrever a tomarla de un metro de profundidad?
Además, el agua recogida de la playa (o las rocas) ya es un muy gran remedio. ¿La dificultad adicional de tomarla de una cierta profundidad compensa un mayor beneficio? Y nada es inocuo: tomándola de cierta profundidad con bombas también daña al agua de mar, al someterla a cambios bruscos de presión y contacto con nuevos materiales. Ver “ventajas de tomar el agua de mar directamente de la playa o las rocas”.
Cuando hay dos líquidos con concentraciones de sal diferentes separados por una membrana permeable, el agua va del líquido con más sal al liquido con menos. (Agua de mar isotónica dentro del cuerpo, piel, agua de mar hipertónica fuera del cuerpo).
Que haya un efecto físico aplicable a una situación no quiere decir que ocurra siempre o que sea relevante. Entre la gente que hace cola para comprar el pan, puede haber dos jugadores de ajedrez. Es algo perfectamente posible, pero irrelevante de cara a calcular el tiempo medio de espera.
La ósmosis se produce al bañarnos, pero, tal como explicamos en este otro artículo sobre las dificultades de la ciencia, quizá haya otros factores más importantes que actúen en contra del anterior y en cualquier caso parece que su efecto es muy poco importante, pues observando a los niños bañándose todo el día en el mar, no vemos que salgan deshidratados de él, ansiosos por beber agua normal.
Decir eso es como decir: “yo soy comprador del jabón de tal marca”. El agua de mar puede habernos servido como remedio maravilloso, pero es sólo eso: un remedio. Podemos estar encantados con ella, hablar a todos nuestros conocidos sobre un fabuloso libro que habla de ella (“Beber agua de mar”), todo eso está muy bien siempre que no nos haga olvidar que hay muchas más cosas maravillosas y que el agua de mar es sólo una de ellas. Y que hay cosas mucho más importantes: Hamer. Y que hay cosas mucho más importantes que Hamer: la religión (nos jugamos mucho, más nos vale ocuparnos de este tema para no errar en él, pues las apariencias engañan: estamos sin papa verdadero desde 1958).
Arriesgado beber agua de mar sin conocer las posibles reacciones que puede producirnos (Hamer), arriesgado mantener la salud sin conocer para qué estamos aquí ni cómo funciona el mundo (la religión), pues la usaremos para el mal: “más le valía no haber nacido...”.
Hay quien se preocupa de los medios (la salud) sin ocuparse para nada de los fines, o con un fin muy bonito pero equivocado:
que suele nombrarse con énfasis de “gran palabra”: (“el hambre”, “la sostenibilidad del planeta”, “la paz”, “la pobreza”, “el medio ambiente”,...).
que aparece en los medios de manipulación de masas: radio, prensa, tv, películas, libros,...
Jesucristo no vino a nada de eso.
Benditas monjas que sufren persecución en España (junio 2024) por seguir a Dios. |
En España se puede comprar agua de mar en casi cualquier dietética (por ejemplo, esta), en farmacias (más cara), y en algunos supermercados como éste. O en esta panadería ecológica que hace el pan con agua de mar y también la vende. |
Rezar el Rosario (mejor en latín) es el último y único recurso que nos queda.
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