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(tal como humildemente las ve el autor de esta web, que no es psiquiatra, psicólogo ni terapeuta)
Los comportamientos anormales no siempre tienen como origen
un choque psíquico. Ver al final la influencia de los dientes (y
lo dicho en la página de "las
enfermedades mentales")
Profundizando lo explicado en la página "las
enfermedades mentales", Hamer nos dice que cuando sufrimos
algún choque grave en nuestra vida podemos desarrollar una
enfermedad en un órgano si no sabemos "ventilarlo", si no
sabemos "digerirlo" rápidamente. Tanto más grave cuanto
más tiempo pasemos con el problema y más intensamente lo vivamos.
Podemos tener un cáncer de páncreas, o de pulmón, o de
hígado,...
Si cuando estamos bajo el efecto de un gran choque, recibimos otro choque, entramos en una enfermedad mental.
Las enfermedades mentales ocurren cuando tenemos más de un
"conflicto activo" en un momento. Cuando tenemos varios
choques vitales sin resolver. Cuando, sin resolver un problema, nos
llega otro grave también imprevisto.
Según qué tipos de
choques vitales tengamos, tendremos una enfermedad mental u otra.
(No somos seres aislados: la familia suele ser parte importante del origen del problema y conviene que evolucione junto con el enfermo).
Lo curioso es que mientras estamos "locos" (porque
tenemos dos o más choques sin resolver), no desarrollamos ninguna
enfermedad física, orgánica. (Cada uno de los choques sin resolver
nos debería producir una enfermedad en su órgano correspondiente).
Es como si el cuerpo, cuando recibimos más de un choque ("nos
las dan por todos lados") se quedara tan perplejo (desorientado)
como nosotros y por eso no desarrollara una respuesta coherente,
concreta, material.
(Esto explica por qué los enfermos mentales
enferman menos, tienen menos cánceres, por ejemplo).
Todos tenemos varios choques emocionales, vitales, sin resolver. Lo único que diferencia a los etiquetados como "locos" de la gente con la etiqueta de "normal" es la intensidad de esos choques (y por tanto de sus desequilibrios).
(También podemos carecer de la etiqueta porque no hemos ido al psiquiatra a que nos la ponga).
Los descubrimientos de Hamer explican en detalle qué tipos de choques vitales producen qué tipo de enfermedades mentales (manía persecutoria, oír voces, pensamientos obsesivos sobre después de la muerte, verborrea continua, verborrea interior continua, donjuanismo, ninfomanía, autismo, anorexia, agresividad, frigidez, amenorrea, asma, sentirse volar, “acorralado”, ...)
Para ello tiene en cuenta además, el orden en que se producen esos shocks, el estado hormonal de la persona, su sexo y si es diestro o zurdo. Es decir, que cambios en el estado hormonal (andro-menopausia, píldora anticonceptiva, otros tratamientos con hormonas,...) alterarán el estado del enfermo.
(El estado hormonal de la persona, su sexo y si es diestro o zurdo también influyen en qué tipo de enfermedad orgánica desarrollamos para un mismo choque psíquico. Es decir, si una mujer diestra está tomando la píldora y vive un choque psíquico, desarrollará la enfermedad que tendría un hombre diestro en su lugar. -No en todos los tipos de enfermedades-)
Hamer recomienda mucha precaución al tratar los enfermos
mentales, al ayudarles a resolver los conflictos que arrastran. Pues
al ir eliminando conflictos, puede que el último sea muy grave y su
eventual fase de recuperación muy difícil de controlar.
Recordemos
que mientas hay varios conflictos "activos" no hay
materialización, pero al quedar uno sólo sí que la habrá.
Hamer llega a recomendar no intervenir en algunos casos por lo inesperado de su evolución y los graves síntomas que pueden producirse en su fase de solución (en la fase de curación).
Recordemos que hay dos formas de manejar los choques psíquicos:
Resolverlos efectiva, materialmente. Caso real:
científico que ha estado luchando toda su vida por que le
reconozcan su descubrimiento, llega un día que lo consigue.
Inconveniente: pues que se entra en la fase de resolución con
sus síntomas correspondientes, en el caso citado: "ataque al
corazón fulminante al poco de conseguir el reconocimiento".
(Para nuestra tranquilidad, recordemos que no son los hechos los que nos provocan las enfermedades, sino cómo nos los tomamos. Si somos unos científicos incomprendidos, no es seguro que nos muramos el día que nos reconozcan nuestros descubrimientos).
No resolverlos efectiva, materialmente, sino inmaterialmente, espiritualmente, "creciendo". En vez de vencer en la pelea que tenemos con el vecino, "pasamos" de ello, "nos entregamos a la voluntad divina", practicamos la "resignación cristiana", o sencillamente dejamos de pensar en ella y nos dedicamos a otras cosas más importantes.
Muchas
terapias pueden ayudarnos en esto. Conviene no olvidar que debemos
llegar a re-conectarnos con lo infinito (ver lo
dicho aquí). Cualquier tratamiento sintomático (remedios,
internamiento) es sólo útil mientras avanzamos en resolver el
origen del trastorno.
Si la locura tiene como origen choques psíquicos, cuanta más temprana fue la edad en la que empezó el trastorno del enfermo, probablemente más responsabilidad tienen los padres y familiares en su estado, y son ellos los primeros que deben mejorar su estado.
El enfermo probablemente está en un estado estable, dentro de su
situación anormal.
El agua de mar, como remedio muy potente,
probablemente va a empujarle a cambiar ese estado de forma
imprevisible (como dice Hamer), y entrar en fases de curación con
síntomas que en algún caso pueden ser graves.
Por ello en estas
afecciones mentales parece que hay que extremar la prudencia con el
agua de mar y no usarla en absoluto.
Si el enfermo ha recibido una medicación mayor de la necesaria,
el agua de mar es ideal para desintoxicar al cuerpo.
En el
alcoholismo, el agua de mar no sólo sirve para aliviar la resaca
(desintoxicar), sino también para reducir o eliminar completamente
la dependencia.
Lo primero que tenemos que mirar, antes de nada, es el estado
de los dientes. El eminente doctor Adler, en su libro (completo
aquí), cuenta muchos casos de gente que "sacó del
psiquiátrico" sólo saneándoles la boca.
Y que antes,
había médicos que se negaban a tratar a ningún paciente antes de
ello, para no perder ellos el tiempo ni hacérselo perder al
paciente.
El libro tiene un capítulo específico para este tema:
"¿Tiene
algo que ver la psiquiatría con los campos de irritación?"
(En él se usan términos de terapia neural que quizá no entienda
alguien que lo lea de entrada)
Sobre la terapia neural hay una
introducción sencilla aquí.
Benditos médicos del seguro (en España) que recetan esto. |
Rezar el Rosario (mejor en latín) es el principal recurso que nos queda.
El contenido de esta web se va mejorando con el tiempo y la gracia de Dios.
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