HomeMenu

Aquilatando la importancia de los traumas en niños pequeños

En el artículo de cómo nos traumatizamos, dijimos que un trauma suele producirse cuando un niño pequeño (sin uso de razón) percibe que "Dios es bueno" y otro día que "Dios es malo".

Eso puede ser muy demoledor.

Porque en el niño pequeño:

  1. los conceptos son sencillos. Eso quiere decir absolutos, sin matices, ni condiciones: "papá y mamá son Dios" (siempre y en todos los aspectos, porque ellos no tienen ni pasado ni futuro, ni razonamiento para diferenciar lo esencial de lo accesorio: dar diferente importancia a las cosas).

  2. y para colmo, ellos no diferencian lo externo de lo interno (ellos de los demás, ellos de sus pensamientos).

Los niños, desde bebés van aprendiendo progresivamente metafísica:

(explicado con más detalle en este otro artículo)

Con el uso de razón cambian los dos trazos fundamentales antes dichos:

  1. Con el uso de razón ya pueden adquirir conceptos metafísicos más potentes (posibilidad, condiciones, diferenciar lo esencial de lo accidental,...) con los que afrontar situaciones complejas: que una persona es diferente de su comportamiento, que puede ser "buena" pero aquí ahora hacer algo "malo".

  2. Y ya saben que ellos no son los demás, ni lo que piensan ("yo soy yo y puedo pensar hoy A y mañana lo contrario: ser del Barça y mañana del Madrid").

El niño pequeño se traumatiza igual que un adulto: haciéndole vivir una situación que no sabe manejar, que le "desborda"; una situación más compleja que esos simples primeros y básicos conceptos.

Por ejemplo, decir al hijo que "no le queremos" (aunque sólo sea una amenaza, por él no entiende lo que es una amenaza, no sabe lo que es el futuro), eso es romperle el principio metafísico fundamental de que "las cosas son o no son" (es imposible que sean y no sean a la vez: imposible que Dios deje de querer, de ser él mismo).

Si está viviendo eso en su casa cada día, ¿cómo va a desarrollarse, a construir el habla, si se le demuele hasta los cimientos lo que él intenta construir (los primeros conceptos metafísicos base para todo)?

O si papá, que hasta ahora era Dios, pasa a ser "malo" (porque se separan y la madre, que suele quedarse con los hijos, critica al padre).

O si se dice, con mal tono a un niño pequeño "tú eres malo", porque él es su padre, su madre, que son Dios, bondad. ¿Cómo van a ser también "maldad"? (él, al no tener uso de razón, no sabe que es algo separado de su padre, madre).

El mismo "mal tono" es demoledor para él, pues se le está diciendo que Dios no es Dios, que lo bueno no es bueno. No sólo mal tono dirigido a él, sino que lo perciba en otros (¡que no sabe que son otros!: puede ser una película que están viendo sus padres).

Eso retrasa el desarrollo del niño porque le produce inseguridad: han movido una de las columnas fundamentales de su edificio y tiene que reasentarla, reafirmarla, antes de seguir construyendo. O seguirá construyendo pero mantendrá, enterrado en su subconsciente, el convencimiento de que "las cosas pueden ser y no ser", lo cual no da mucha seguridad que digamos.

Como decíamos en este otro artículo, "educar a un niño es dosificarle las frustraciones" a su capacidad, y siempre con buen tono, para no provocarles lo anterior ("Hay que corregir sabiendo hacerlo y con amor". San Juan Crisóstomo).

Y por supuesto, no exponerles a otros ambientes contrarios a lo que estamos haciendo nosotros, aunque sean películas, que como hemos dicho, el niño pequeño no sabe que lo son, no sabe que no son realidad.


Benditos médicos del seguro (en España) que recetan esto.

En España se puede comprar agua de mar en casi cualquier dietética (por ejemplo, esta), en farmacias (más cara), y en algunos supermercados como éste.

O en esta panadería ecológica que hace el pan con agua de mar y también la vende.

Rezar el Rosario (mejor en latín) es el último y único recurso que nos queda.
Copyright, aviso legal y ciberseguridad